La temperatura allí arriba en pleno agosto, no tenía nada que ver con la que disfrutábamos en San Agustín. En el Pico de las Nieves, el punto más alto de la isla de Gran Canaria, no nos servía con una simple cazadora para protegernos. No íbamos preparados.
Intentando mitigar el frío, jugábamos con las «temperaturas de color» de nuestra cámara capturando siluetas, contrastes y colores que parecían luces de otro planeta. A pesar de la bruma que impedía contemplar el paisaje con claridad, esperamos a que el sol cayera.
Durante unos escuetos instantes, apareció al fondo el Teide, que nos situaba en el horizonte la isla de Tenerife, la otra gran isla del archipiélago. Fue un momento para el recuerdo en uno de los enclaves más mágicos de Gran Canaria.
Roque Nublo y Teide saludándose en la distancia.
Fotografías realizadas por: José Pérez Ramírez “Giovas”
Ayudante: Ana López Escribano
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